Guía para la CDN moderna
Seguridad y rendimiento para el desarrollador actual
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Introducción
Aún hay demasiados desarrolladores que siguen lidiando con las tinieblas de redes de distribución de contenidos (CDN) de caja negra, que no proporcionan la observabilidad en tiempo real, la seguridad integrada ni el control programático necesarios para ofrecer las experiencias dinámicas que exigen los usuarios de hoy en día. En este libro electrónico repasaremos cómo ha evolucionado la relación de los desarrolladores con las CDN y cómo las CDN tradicionales no se han adaptado a los nuevos tiempos. Presentaremos las ventajas que puede aportar una CDN moderna, desde la visibilidad mejorada de patrones de tráfico hasta la integración efectiva de la seguridad en la cultura de DevOps, pasando por un diseño de API que permite ofrecer experiencias de gran calidad a los usuarios. También daremos ejemplos inspiradores de empresas que están prosperando en esta era de transformación digital con la ayuda de CDN potentes y programables.
Después de leer la Guía para la CDN moderna, sabrás por qué es hora de replantearte tu estrategia de CDN y qué debes buscar en una nueva.
Breve historia de las CDN
La Prehistoria
Antes de que existieran las CDN, las empresas con presencia online gestionaban y distribuían el contenido desde sus centros de datos, que podían ser de tipo local o encontrarse en instalaciones conjuntas.
En ambos casos, había que hacer importantes inversiones en competencias secundarias. Estos centros de datos carecían de ancho de banda y presentaban limitaciones en cuanto a su potencial informático. Además, su distancia física con los usuarios finales provocaba problemas de latencia.
Los pilares de Internet apenas estaban consolidados, con muchos menos proveedores de servicios y puntos de interconexión. Un solo centro de datos ubicado en Nueva York podía distribuir contenido a usuarios de San Francisco, Dublín, Shanghái y muchos otros lugares del mundo. Esto se traducía en tiempos de carga excesivos y experiencias online negativas, pero la solución (ampliar los centros para satisfacer la demanda mundial) era lenta, cara y propensa a dar problemas. Estas y muchas otras dificultades dieron lugar a la primera generación de CDN.
La idea básica detrás de esta primera oleada de tecnología de distribución de contenidos era simple: ubicar puntos de presencia (POP) en zonas de todo el mundo cercanas a los usuarios finales, almacenar contenido en caché en servidores situados en estos POP y, por último, distribuir ese contenido desde los servidores de caché. De repente, las peticiones que viajaban entre un usuario final y lo que había sido un centro de datos en el origen podían ser interceptadas por un POP (o servidor proxy) más próximo, lo que aceleraba los tiempos de carga y la distribución. Había ventajas tanto para las empresas como para los desarrolladores, ya que las primeras ya no tenían que ampliar sus centros de datos de origen.
El mundo cambió y las CDN no se adaptaron
En 2005 se fundó YouTube, en 2006 se popularizó Facebook y apareció Twitter, en 2007 salió a la venta el primer iPhone y Netflix inició su servicio de streaming en vivo, y en 2008 apareció Spotify. Cambiaron tanto las expectativas de los usuarios respecto a las experiencias online como el propio contenido, y es que la popularidad del contenido generado por los usuarios empezó a crecer rápidamente. También evolucionaron las expectativas puestas en los equipos de desarrollo, ya que se les encomendó la labor de hacer realidad las experiencias innovadoras y dinámicas que reclamaban los usuarios.

Las CDN de primera generación no conseguían adaptarse
La principal reacción consistió en aumentar el número de POP distribuidos por todo el mundo, pero esto no supuso una gran diferencia. De hecho, aumentar los POP puede llegar a perjudicar el rendimiento de la CDN, ya que, al haber más POP esparcidos por el mundo, disminuye la probabilidad de que el contenido de un usuario final esté almacenado en la caché de un único POP. Esto desluce la experiencia del usuario y vuelve a provocar los problemas que precisamente intentaban solucionar las CDN.
Una de las principales trabas a la hora de distribuir este nuevo tipo de contenido dinámico era que las CDN no ofrecían invalidación de caché en tiempo real, es decir, la posibilidad de indicar sobre la marcha a una CDN que invalidase un contenido, lo borrase del servidor y distribuyera un contenido nuevo en su lugar. Esto era crucial para sitios con contenido generado por los usuarios, como vídeos y comentarios. Con algunas CDN tradicionales, los cambios podían tardar hasta horas en surtir efecto, por lo que podía llegar a mostrarse información sin actualizar, como titulares, precios de acciones, niveles de inventario, datos de cuentas, etc.
Aún hay problemas en la distribución
A pesar de que se han solucionado en gran medida algunos problemas, como la invalidación de caché, siguen existiendo muchos desafíos para las CDN tradicionales. Por ejemplo...
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