La edge computing o informática en el edge es el procesamiento informático que, en lugar de producirse en una infraestructura centralizada, tiene lugar en el borde de la red (en el mismo origen de los datos o cerca de este). La proximidad a los usuarios finales durante el procesamiento permite acelerar la comunicación y reducir la latencia.
La edge computing aporta ventajas como la flexibilidad, la escalabilidad y la distribución de aplicaciones y datos bajo demanda. El interés por la informática en el edge se ha multiplicado debido al crecimiento exponencial de los datos y a que los clientes cada vez exigen experiencias más rápidas y personalizadas.
La informática en la nube agrupa los recursos en un número reducido de grandes centros de datos ubicados en lugares remotos, cuyas instalaciones y servicios son más baratos, pero están más alejados de los usuarios finales.
Por lo general, la informática en la nube es ideal para aplicaciones multiuso que requieren IT, computación y almacenamiento centralizados; potencia de procesamiento para funciones de aprendizaje automático; funciones de hiperescalado y, finalmente, un alcance amplio. Sin embargo, esta modalidad presenta una serie de dificultades:
Latencia: al generarse mayores volúmenes de datos en ubicaciones más remotas, la distancia entre el origen de los datos y el procesamiento de estos tiende a agrandarse. Como consecuencia, la latencia aumenta, y la experiencia de usuario (UX) y la experiencia del cliente (CX) empeoran.
Datos y ancho de banda: si se incrementa el volumen de datos, aumentan los requisitos de ancho de banda, ingesta de contenidos y tráfico de salida, y todo ello encarece los costes. Además, no todos los datos tienen el mismo valor ni tienen por qué procesarse o almacenarse en la nube.
Privacidad y seguridad: la privacidad es un aspecto que, aunque cada vez es más importante para los consumidores, tiene mal encaje con prácticas como centralizar el envío y almacenamiento de los datos, y es que las empresas deben proteger la seguridad de sus propios datos y de la información personalmente identificable (PII) de los consumidores.
Resiliencia limitada: si la conexión a la nube se interrumpe, la aplicación y el sitio web quedan fuera de servicio, lo que empobrece la experiencia del cliente y provoca pérdidas de ingresos.
Si bien la edge computing puede ayudar a solventar estos problemas, no debemos olvidar que la informática en el edge y la informática en la nube se complementan: cada una tiene sus virtudes y sus aplicaciones prácticas.
Ante la realidad de que los consumidores exigen experiencias cada vez más personalizadas e inmersivas, las aplicaciones requieren más procesamiento de datos y lógica en tiempo real. La edge computing ayuda a sortear estos obstáculos descentralizando el procesamiento de datos. En esencia, la edge computing consiste en procesar y sintetizar los datos en ubicaciones más próximas a los usuarios finales, donde los datos se generan y compilan, en lugar de hacerlo en una nube central.
Este método descentralizado, pues, permite a los desarrolladores ejecutar lógica compleja en el edge y así acelerar y personalizar aún más la experiencia de uso. Además, la edge computing admite los flujos de trabajo basados en API, cada vez más frecuentes, ya que sirve de herramienta centralizada que captura datos procedentes de varios backends y servicios y los une de forma cohesionada. Esto permite mitigar la mayoría de los problemas que plantea la informática en la nube.
Velocidad: procesar datos en ubicaciones más cercanas al origen potencia el rendimiento, acelera los tiempos de respuesta y reduce la latencia prácticamente a cero, lo que a su vez facilita la toma de decisiones en tiempo real.
Coste: desviar las cargas de trabajo del origen y reducir los trayectos de ida y vuelta y, por tanto, los costes de tráfico de entrada/salida ayuda a rebajar el gasto de la nube pública, que crece exponencialmente al mismo ritmo que el volumen de datos.
Privacidad y seguridad: identificar y autenticar el tráfico antes de que acceda a tu red garantiza la privacidad de la PII y los datos confidenciales de empresas y clientes.
Resiliencia: en la edge computing, algunos tipos de datos se pueden procesar aunque se interrumpa la conexión al núcleo. Eso significa que, en esos casos, los sitios web y las aplicaciones pueden seguir ofreciendo a los clientes una experiencia impecable y, por ende, generando ingresos.
La edge computing ya forma parte de las nuevas tecnologías del futuro, como los coches autónomos o las ciudades inteligentes. Sin embargo, también tiene muchas aplicaciones prácticas para las empresas que buscan obtener una ventaja competitiva en el mercado:
Test A/B: una empresa de comercio electrónico que quiera ofrecer experiencias más personalizadas podría trasladar los test A/B al edge. Esto le permitiría acelerar la publicación de páginas de prueba y realizar ajustes rápidamente en función de las interacciones de los usuarios, además de reducir el tráfico de vuelta a sus servidores de origen.
Autenticación en el borde: una empresa de prensa digital podría pasar la autenticación de los suscriptores al edge. De este modo, además de proteger sus datos, podría ofrecerles contenidos relevantes con mayor rapidez. Con menos peticiones de autenticación a sus servidores de origen, también podría reducir los costes de infraestructura.
Salas de espera: una agencia de viajes online podría gestionar los picos de tráfico en temporada alta asignando a los clientes tokens de sala de espera en el edge. Esto mejoraría la experiencia del cliente y permitiría reducir los costes de infraestructura, con menos tráfico en el origen.
Unión de contenidos: un servicio de streaming de vídeo podría crear experiencias de visualización más personalizadas para los clientes sin sacrificar el rendimiento. Podría unir contenido específico para el usuario, como anuncios con archivos de vídeo, y distribuirlo desde el edge para acelerar los tiempos de carga y reducir los costes de infraestructura.
La edge computing ofrece posibilidades informáticas nunca vistas con un menor uso de recursos informáticos, menos costes y una mejor experiencia de usuario.